Pastoral Social: Obispos latinoamericanos hablan de la Patria Grande
29 DE OCTUBRE, 2020
BUENOS AIRES (AICA)
Obispos referentes de la pastoral social regional coincidieron en que la integración de la Patria Grande no debe ser un sueño inalcanzable. Fue en el marco de las terceras jornadas virtuales.
Panel de obispos de Pastoral Social latinoamericanos
La tercera fecha de las jornadas “Recomenzar la Argentina y la Patria Grande”, organizadas por la Comisión Episcopal de Pastoral Social (Cepas), pusieron el acento “Integración. La Patria Grande, un desafío” y contó con la participación virtual de obispo latinoamericanos referentes de esta pastoral específica.
La actividad, con la consigna “El camino del encuentro: por el trabajo, la igualdad y la integración”, se transmitió en directo a través del canal de YouTube de la Conferencia Episcopal Argentina.
Inició las ponencias monseñor Jorge Lugones SJ, Obispo de Lomas de Zamora y presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, quien señaló que, pese a los graves problemas de los pueblos de la región, que se agudizaron por la pandemia del Covid-19, hay que destacar que “hemos sido capaces de organizarnos para atenderlos”.
Sólo a través de la solidaridad, agregó, y con la contribución de los que estén en mejor posición, se podrá aliviar a los pobres, a los descartados, los excluidos de la sociedad.
“Caminando solos, se corre el riesgo de tener espejismos en los que ves lo que no hay, los sueños se construyen juntos”, destacó, y subrayó la necesidad de practicar la solidaridad, tanto en las relaciones interpersonales como en las estructuras sociales, para obtener así una paz perdurable.
En otro orden, monseñor Lugones consideró que “América Latina no es el continente más pobre, pero sí el más desigual”, al consignar que la acumulación desmedida de la renta hace que los bienes estén concentrados en muy pocas personas y ha prevalecido la idea del capital financiero sobre el capital productivo.
“El discernimiento social de la Iglesia, insta a encontrar maneras de poner en práctica la fraternidad como un principio regulador del orden económico”, sostuvo.
La integración de la Patria Grande, continuó diciendo, no debe ser un sueño inalcanzable, y dependerá de la capacidad de iniciar procesos que concluyan en ese logro.
Monseñor Lugones agregó que resulta imprescindible constituir o fortalecer organizaciones continentales de trabajadores y trabajadoras, de movimientos sociales, estudiantiles y cooperativos. “Necesitamos también, consolidar experiencias como la Unasur, la Celac y el Mercosur”.
El prelado estimó que el único modo posible de estar en el mundo, es el de estar unidos entre Latinoamericanos y caribeños, y cerró con una referencia de la encíclia Fratelli tutti, del papa Francisco: “Hoy, ningún estado nacional aislado, está en condiciones de asegurar el bien común de su propia población”.
A continuación, tomó la palabra monseñor Gustavo Rodríguez Vega, de la Pastoral Social de México, quien recordó que el Papa nos ha convocado a la fraternidad, y se refirió al papel de las organizaciones que él integra; deteniéndose específicamente en la labor de Clamor (Consejo Eclesial Latinoamericano para refugiados, migrantes y víctimas de trata) y Repam (Red Eclasial Panamericana).
En la actualidad, dijo el prelado mexicano, los problemas de migración en América Latina se han desbordado con la presencia de migrantes procedenedes Cuba, Haití, Venezuela y África. Por lo que precisó: Clamor es un espacio de articulación de las organizaciones de la Iglesia Católica en América Latina y el Caribe, destinada a promover la cultura del encuentro.
“Somos un instrumento para la movilidad humana”, enfatizó, e indicó que Clamor está presente en 354 ciudades, en 22 países y en 627 obras de la Iglesia.
“Nuestro objetivo es lo que pidió el papa Francisco: acoger, proteger, promover, e integrar a los migrantes, esa es nuestra misión”, puntualizó monseñor Rodríguez Vera, y señaló que se encuentran en proceso de integración en la República Argentina y en Bolivia.
“Puentes y no muros”, planteó, y añadió: “Contra la discriminación, el machismo y la xenofobia”. Seguidamente, hizo uso de la palabra monseñor Pedro Ossandon, de Pastoral Social de Chile, quien recordó algo de la historia del Celam (Consejo Episcopal Latinoamericano), creado en 1955 a partir de una amistad entrañable entre los obispos de Latino América conmovidos por las necesidades de la pobreza.
El prelado chileno destacó siete desafíos en los que trabajar, a propósito de la pandemia. Primero: América Latina tiene ya diez millones de casos de Covid-19, la economía registra una caída del 9.1% del PBI, las exportaciones cayeron un 15%, el desempleo aumentará al 13.5% generando 44 millones de personas desdempleadas, la desigualdad y la inequidad son vergonzosas, es un escándalo que duele. Segundo: padecemos una crisis ambiental que se patentiza con la perdida de la Amazonía. Tercero: se multiplican los migrantes y refugiados. Cuarto: el sufrimiento de las comunidades originarias nucleadas en 800 pueblos en América con 60 millones de habitantes, desplazados de sus territorios, no tienen salud, ni trabajo, ni contención. Quinto: la infancia, la adolescencia y la juventud son víctimas del Covid-19 por vivir en hogares de extrema pobreza, postergados en la salud y en la educación. Sexto: Adultos mayores que son los más solos, enferman y mueren sin compañía, no tienen cobertura social y las jubilaciones no existen o son malas. Séptimo: los privados de libertad, aislados, sin medicación,
muchas veces con ausencia del debido proceso y escaso acceso a medicación.
Monseñor Ossandon finalizó, señalando que en su país “vamos a una nueva constitución, es lo que queremos, paz social, integración, diálogo y respeto con el diferente, siempre con caridad social”. Luego intervino monseñor Jorge Izaguirre, miembro de la Pastoral Social de Perú, quien afirmó: “Nuestros pueblos van adelante a fuerza de lucha y trabajo”.
Como pastores, enumeró, vivir acá nos exige, tener atención a los signos de los tiempos y saber captar el clamor, por una parte y un permanente aggiornamiento, nunca podemos quedarnos detrás de la historia y no debemos caer en la pasividad y la indiferencia, hay que responder con audacia y valor.
“Patria grande, historias compartidas, problemas comunes, continente marcado por la pobreza y la marginalidad”, sostuvo, e indicó que la región vive en una contradicción. Por lo que se preguntó, siendo un continente tan cristiano ¿cómo es que hay tanta desigualdad y violencia?
Lamentó que a 52 años del encuentro de Medellín, presidido por Pablo VI, la región siga padeciendo las mismas inequidades que entonces. “Detrás de muchas protestas públicas, están las necesidades insatisfechas”, advirtió, y estimó que las protestas pueden ir en aumento y que no se puede integrar a pueblos que sufren nuestras desorientadas economías.
Las grandes ciudades, dijo, se ubican lejos de donde están los pobres, para ni siquiera verlos. “Ni los andinos, ni los pobladores de la selva tienen los elementos básicos (…) barrios inmensamente ricos, próximos a barrios inmensamente pobres”.
Monseñor Izaguirre cerró diciendo que “en nuestra región los pobres no tienen opción”.
En tanto, monseñor Pedro Wolcan Olano, de Pastoral Social de Uruguay, clausuró el panel señalando que su país es una síntesis de patria grande conformada por la integración de culturas, hoy enriquecida con la presencia de venezolanos y cubanos, todos fusionados, creando la identidad ensamblada de este pequeño país.
El prelado uruguayo abogó enfáticamente por la fraternidad y la hermandad entre los pueblos de Latino América, en un todo de acuerdo con lo que nos propone el Papa en Fratelli tutti.
En otro orden, señaló que la pandemia del Covid-19, ha creado enormes complejidades y ha develado una pobreza desconocida, que se vivía pero que no se veía. Nuestra cultura y formación nos ha permitido abordarla y controlarla. No obstante, agregó, que hay un gran problema con el trabajo (que ha disminuido sensiblemente).
“Surgió la solidaridad y la Iglesia tampoco ha faltado”, valoró monseñor Wolcan Olano y finalizó alentando la posibilidad de ser la Patria grande soñada por San Martín y Artigas.+
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