MAURICIO MACRI Y SU INCLUSIÓN SOCIAL
"La situación de familias denominadas en “Situación de Calle”, alojadas en el Hogar identificado como Centro de Inclusión Social Costanera Sur, de calle España 2265, debería tener una especial atención por parte del Estado y sus organismos de contralor, para resguardar la salud física y mental de los niños y de los adultos que allí se alojan.
Hay progenitores de cuatro hijos ( una nena y tres varones), a los cuales los someten a todo tipo de castigos corporales, incluso llegarlos a pinchar con tenedores. No les dan educación y los privan de los alimentos necesarios para su subsistencia.
Varias son las personas que han visto estos castigos desubicados y escuchado a estos menores pedir que los lleven a la escuela. Y hay un video que demostrara las situaciones extrañas que soportan estos menores, lo que lógicamente debe ser analizado por la autoridad judicial, para verificar que no importe la comisión de un delito sancionable penalmente.
De estos hechos, se informo al personal de la Oficina de Coordinación, para que garanticen la salud mental y física de los menores aludidos. El silencio y una manifestación “nosotros no vimos nada”, dio por terminado el asunto.
Otro caso es el de una pareja que tienen una hija de corta edad, a la que su madre, la golpea aprovechando la oscuridad reinante en el dormitorio por la noche o en la soledad de los baños; se ha grabado sus amenazas de matar a esta criatura y los llantos proferidos.
Se ha advertido de esta situación a los empleados de la Coordinación de este centro, para que se tomen las medidas de protección para con la menor, pero hasta el momento los castigos no han cesado.
Son varias las personas, que como testigos involuntarios del hecho, han manifestado su repudio a este accionar y esperan una protección adecuada para la infante.
También hay menores que no reciben la educación primaria que merecen; diferentes motivos aducidos por sus padres, privan a estos niños de la obligatoria educación. Pese haberlos anotado en los establecimientos educacionales, solo en algunas ocasiones los llevan. Y las computadoras entregadas por el Gobierno, son vendida por los adultos, privando a los menores de una herramienta destinada a su educación.
Como familia, es de vital importancia conservar los parámetros de una integración saludable, a través de una sana alimentación, seguridad y educación, con el fin de que nuestros jóvenes hijos sean dignos herederos de esta noble Patria.
Nosotros, fuimos acogidos, en nuestro mayor momento de necesidad e inseguridad por el Programa de Inclusión Social conocido como BAP.
Y es primordial que os haga saber, las situaciones que comprometen el normal desarrollo de las acciones desplegadas para paliar las necesidades de las personas que se hallan en Situación de Calle.
Dentro de este marco, se detecta que personas avocadas a cumplir distintas funciones del Programa, son distantes y muchas veces conspiran para que la inclusión social planeada, no ocurra, y en su lugar se teja un sinfín de situaciones violentas, con menoscabo de las familias beneficiadas y perjuicio económico para el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Nos afecta y llama poderosamente la atención que el personal de vigilancia destacado para cuidar supuestamente, los bienes del Gobierno, permite con su apatía, que se produzca la sustracción sistemática de los bienes en custodia. Nunca ven, ni saben nada de lo sustraído.
Nuestra familia ha sido victima de las sustracciones, desde que fuimos recibidos en este lugar; nuestras hijas, quedaron únicamente con las prendas que vestían. Jamás el personal de vigilancia vio nada.
Cuando informamos de los hurtos al personal de Coordinación, recibimos el consejo de que debíamos cuidar nuestras pertenencias. Y lo mejor, era guardarlas en el sector denominado “roperia”; haciendo caso a esta indicación, embalamos y guardamos en ese sector los pocos efectos de valor que nos quedaban.
Tiempo después comprobamos el error que cometimos, caja tras caja, fue desapareciendo, llevándose consigo alhajas, computadora, zapatos, libros, ropa. Al informar de lo sucedido, todos los que recibían la novedad manifestaban su asombro. Pero nadie vio nada.
Nos llama la atención, que ese lugar, esta bajo llave controlada por la Coordinación únicamente, y para acceder, se debe estar acompañado por personal de Logística quien en planilla toma debida nota de lo que entra o sale. Sin embargo nuestras pertenencias fueron sustraídas, sin que nadie supiera nada. Todo un misterio.
Y el personal de vigilancia consultado, nunca vio nada anormal.
Los acolchados dados a las familias fueron sustraídos, las placas de los techos fueron rotas, la droga ingresa junto a las bebidas alcohólicas, pero la vigilancia nunca ve nada.
Estos graves hechos institucionales al parecer, no son parte de la tarea especifica de los numerarios de vigilancia; que por otro lado, se destacan en otras acciones que conspiran contra la inclusión social pretendida.
Ellos, siempre están prestos y atentos al desayuno, almuerzo o cena a ingerir; alimentos destinados a los alojados; que no creo que estén enumerados en la licitación del Grupo L para ser entregado a ese servicio, en virtud que es un contrato labrado con una empresa privada ajena al Gobierno de la Ciudad.
Los malos modos, gritos, miradas despectivas y mofa hacia las familias alojadas, son la forma común de desempeñarse en sus tareas.
Su actuar reprochable ante una necesidad social merece una repulsa de los mismos.
Las cuestiones planteadas son atribuibles al personal de Coordinación y de Vigilancia, quienes dan cuenta de una total falta de compromiso social y desapego a las pautas normales de la convivencia social.
Reírse y tomar para la chanza a las personas disminuidas en su condición física o mental son parte habitual de su labor.
Mirar despectivamente o lascivamente a las mujeres del lugar, muestran acabadamente su falta de sentido común.
Tratar públicamente de “giles” a las familias alojadas, habla de su discriminación para con los que menos tienen.
Muchas veces han tomado como propios los termos de la merienda, apoyándose en ellos los golpeaban, impidiendo el acercamiento de los alojados; obligando a que se le tenga que pedir permiso para tomar la leche. Esta muestra de poder absurdo al parecer los satisface en su fuero intimo por darles una demostración ilógica de supremacía social.
Al almuerzo uno debe soportar que los empleados, miren de manera despectiva a tu mesa, dando carcajadas mientras te señalan y comentan por lo bajo, mientras te sacan fotos con sus celulares.
Por estas acciones dimos cuenta a la Coordinación de lo que sucedía, ya que no hay psiquis que pueda soportar esta situación y comer normalmente.
Nuestra familia entera, muchas veces ante esa provocación tuvo que levantarse y sin almorzar, nos retiramos.
La violencia enquistada en el Hogar es parte atribuible al personal que representan al Gobierno de la Ciudad. Nunca ven nada, nunca saben nada. Uno puede percibir que la población del Hogar es tomada como cobayos de un laboratorio de pruebas psicológicas; porque se la alienta para que proteste, se enoje, reclame y se torne violenta.
Días pasados, la Coordinación del lugar dicto la prohibición de sacar sillas del comedor, por ende toda actividad que se deba realizar fuera del comedor, se realiza en el suelo, ¿y porque sucede esto?; es porque las instalaciones del hogar no tiene bancas alternativas para sentarse.
Esta prohibición que viola la dignidad humana, se traduce en una muestra de poder absoluto para el que menos tiene, sometiéndolo a la bajeza de andar por el suelo como una alimaña.
No somos insectos; somos personas.
¿Que pasaría si en la actividad privada o gubernamental se tuviera que hacer las actividades en el suelo?
Por tener que andar por el piso, nuestras hijas son obligadas a estudiar en el suelo. Acción que nos sumerge en una impotencia, por la actitud deleznable de la Coordinación al violar los derechos del niño.
Y lo que expresamos, como que la violencia viene de parte de los representantes del Gobierno de la Ciudad, se vio traducido en el hecho que días atrás, mientras nuestras hijas estaban haciendo su tarea escolar en el suelo, paso por el lugar el empleado Fabián, quien mira a las menores, mostrando una cara de disgusto; en ese momento me percato de sus intenciones de molestarnos, y les avisamos a las pequeñas que nos iban a dejarnos sin luz; nuestras hijas no lo creyeron. Al cabo de unos minutos, la luz fue cortada. Se tuvo que protestar, pedir, humillarnos, para que se encienda la luz nuevamente. Estas actitudes violan el derecho constitucional de estudiar.
Estos son algunos hechos que denunciamos públicamente, a través del periódico Digital Lomas, se pueden ver las notas realizadas en:
http://lomasdigital.blogspot.com.ar/2014/08/noche-de-terror-en-el-costanera.html
Y en: http://somostodossolidarios.blogspot.com.ar/2014/08/despotismo-en-el-costanera-sur.html “
A la amenaza de muerte, ahora hay que agregarle que nuestros derechos constitucionales, sean violados, al igual que los de las restantes personas que habitan en este Centro de Inclusión Social.
Ayer por la noche, (22.30 hs)mientras mis hijas terminaban sus tareas escolares sobre el piso, paso el empleado Fabian, quien tras mirar de reojo lo que estaban haciendo, se traslado hasta las llaves de luces, cortando la iluminación del sector y a los gritos ordenaba que todos se fueran a dormir.
Al parecer a este empleado no le gusta que los niños estudien.
El motivo invocado para cortar la iluminación, era que al día siguiente los chicos debían ir a la escuela. Tuvimos que reclamar para que dejaran terminar a estas menores su tareas.
Lo curioso que siempre se apagaban las luces a las 23 hs., pero al parecer este era un día especial, mis hijas estaban estudiando.
Hace unos minutos, mientras se cenaba, poco antes de las 20.30, fuimos arriados como ganado y conminados a retirarnos del comedor, algunas personas salieron con la comida en la mano, para terminar comiendo en el piso.
En nuestro caso, no pudieron nuestras hijas tomar la sopa.
Otros ante esta muestra de prepotencia, se atragantaron y dejaron de comer.
El motivo dado por la empleada ANDREA, que era ella la que hacia las normas acá, y que hoy debíamos retirarnos del comedor para limpiarlo.
Esta supuesta higiene, es un arreglo de ella con los alojados que tienen el control del centro, para que vean el partido disputado por San Lorenzo y además les dio permiso para quedarse hasta las 00 horas en el comedor.
Mi hija M, fue desalojada de la mesa donde estaba terminando sus tareas escolares.
Y violaron los derechos del niño al impedirles una correcta alimentación, le cercenan la posibilidad de estudiar y mas agraviante es la actitud despótica de la empleada Andrea, que le importa mas que algunos vean un partido de fútbol y no le importa el estudio de esta niña.
¿Los derechos constitucionales, los derechos del niño, le importan a esta empleada?
Lo soez y agresiva manera de pedir el desalojo del comedor, se torna violenta en la persona supuestamente profesional que debe poseer inclinación a la función social.
Este es el clima de violencia que no soporto, nos han humillado, denigrados y ahora violan nuestros derechos constitucionales, lo triste es que esta agresión proviene de una funcionaria del Gobierno de la Ciudad.
Al decir, “acá, yo hago lo que quiero”, demuestra un autoritarismo propio de tiempos dictatoriales que creía olvidados. Al indicarle a esta operadora de que estaba violando derechos consagrados por Ley, respondió “a mi no me importa”.
Fea actitud viniendo de un funcionario del gobierno.”
Esta no es un historia de terror, es la realidad que acontece en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, de donde se postula como Presidente de la Argentina, la persona que permite que se cometan estas atrocidades a los que menos tienen.
Si Ud., piensa votarlo el próximo domingo, lea este relato y recapacite.
Alfredo Silverio Rodriguez
DNI.11.894.278
Almirante Brown Seguridad Ciudadana
"La situación de familias denominadas en “Situación de Calle”, alojadas en el Hogar identificado como Centro de Inclusión Social Costanera Sur, de calle España 2265, debería tener una especial atención por parte del Estado y sus organismos de contralor, para resguardar la salud física y mental de los niños y de los adultos que allí se alojan.
Hay progenitores de cuatro hijos ( una nena y tres varones), a los cuales los someten a todo tipo de castigos corporales, incluso llegarlos a pinchar con tenedores. No les dan educación y los privan de los alimentos necesarios para su subsistencia.
Varias son las personas que han visto estos castigos desubicados y escuchado a estos menores pedir que los lleven a la escuela. Y hay un video que demostrara las situaciones extrañas que soportan estos menores, lo que lógicamente debe ser analizado por la autoridad judicial, para verificar que no importe la comisión de un delito sancionable penalmente.
De estos hechos, se informo al personal de la Oficina de Coordinación, para que garanticen la salud mental y física de los menores aludidos. El silencio y una manifestación “nosotros no vimos nada”, dio por terminado el asunto.
Otro caso es el de una pareja que tienen una hija de corta edad, a la que su madre, la golpea aprovechando la oscuridad reinante en el dormitorio por la noche o en la soledad de los baños; se ha grabado sus amenazas de matar a esta criatura y los llantos proferidos.
Se ha advertido de esta situación a los empleados de la Coordinación de este centro, para que se tomen las medidas de protección para con la menor, pero hasta el momento los castigos no han cesado.
Son varias las personas, que como testigos involuntarios del hecho, han manifestado su repudio a este accionar y esperan una protección adecuada para la infante.
También hay menores que no reciben la educación primaria que merecen; diferentes motivos aducidos por sus padres, privan a estos niños de la obligatoria educación. Pese haberlos anotado en los establecimientos educacionales, solo en algunas ocasiones los llevan. Y las computadoras entregadas por el Gobierno, son vendida por los adultos, privando a los menores de una herramienta destinada a su educación.
Como familia, es de vital importancia conservar los parámetros de una integración saludable, a través de una sana alimentación, seguridad y educación, con el fin de que nuestros jóvenes hijos sean dignos herederos de esta noble Patria.
Nosotros, fuimos acogidos, en nuestro mayor momento de necesidad e inseguridad por el Programa de Inclusión Social conocido como BAP.
Y es primordial que os haga saber, las situaciones que comprometen el normal desarrollo de las acciones desplegadas para paliar las necesidades de las personas que se hallan en Situación de Calle.
Dentro de este marco, se detecta que personas avocadas a cumplir distintas funciones del Programa, son distantes y muchas veces conspiran para que la inclusión social planeada, no ocurra, y en su lugar se teja un sinfín de situaciones violentas, con menoscabo de las familias beneficiadas y perjuicio económico para el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Nos afecta y llama poderosamente la atención que el personal de vigilancia destacado para cuidar supuestamente, los bienes del Gobierno, permite con su apatía, que se produzca la sustracción sistemática de los bienes en custodia. Nunca ven, ni saben nada de lo sustraído.
Nuestra familia ha sido victima de las sustracciones, desde que fuimos recibidos en este lugar; nuestras hijas, quedaron únicamente con las prendas que vestían. Jamás el personal de vigilancia vio nada.
Cuando informamos de los hurtos al personal de Coordinación, recibimos el consejo de que debíamos cuidar nuestras pertenencias. Y lo mejor, era guardarlas en el sector denominado “roperia”; haciendo caso a esta indicación, embalamos y guardamos en ese sector los pocos efectos de valor que nos quedaban.
Tiempo después comprobamos el error que cometimos, caja tras caja, fue desapareciendo, llevándose consigo alhajas, computadora, zapatos, libros, ropa. Al informar de lo sucedido, todos los que recibían la novedad manifestaban su asombro. Pero nadie vio nada.
Nos llama la atención, que ese lugar, esta bajo llave controlada por la Coordinación únicamente, y para acceder, se debe estar acompañado por personal de Logística quien en planilla toma debida nota de lo que entra o sale. Sin embargo nuestras pertenencias fueron sustraídas, sin que nadie supiera nada. Todo un misterio.
Y el personal de vigilancia consultado, nunca vio nada anormal.
Los acolchados dados a las familias fueron sustraídos, las placas de los techos fueron rotas, la droga ingresa junto a las bebidas alcohólicas, pero la vigilancia nunca ve nada.
Estos graves hechos institucionales al parecer, no son parte de la tarea especifica de los numerarios de vigilancia; que por otro lado, se destacan en otras acciones que conspiran contra la inclusión social pretendida.
Ellos, siempre están prestos y atentos al desayuno, almuerzo o cena a ingerir; alimentos destinados a los alojados; que no creo que estén enumerados en la licitación del Grupo L para ser entregado a ese servicio, en virtud que es un contrato labrado con una empresa privada ajena al Gobierno de la Ciudad.
Los malos modos, gritos, miradas despectivas y mofa hacia las familias alojadas, son la forma común de desempeñarse en sus tareas.
Su actuar reprochable ante una necesidad social merece una repulsa de los mismos.
Las cuestiones planteadas son atribuibles al personal de Coordinación y de Vigilancia, quienes dan cuenta de una total falta de compromiso social y desapego a las pautas normales de la convivencia social.
Reírse y tomar para la chanza a las personas disminuidas en su condición física o mental son parte habitual de su labor.
Mirar despectivamente o lascivamente a las mujeres del lugar, muestran acabadamente su falta de sentido común.
Tratar públicamente de “giles” a las familias alojadas, habla de su discriminación para con los que menos tienen.
Muchas veces han tomado como propios los termos de la merienda, apoyándose en ellos los golpeaban, impidiendo el acercamiento de los alojados; obligando a que se le tenga que pedir permiso para tomar la leche. Esta muestra de poder absurdo al parecer los satisface en su fuero intimo por darles una demostración ilógica de supremacía social.
Al almuerzo uno debe soportar que los empleados, miren de manera despectiva a tu mesa, dando carcajadas mientras te señalan y comentan por lo bajo, mientras te sacan fotos con sus celulares.
Por estas acciones dimos cuenta a la Coordinación de lo que sucedía, ya que no hay psiquis que pueda soportar esta situación y comer normalmente.
Nuestra familia entera, muchas veces ante esa provocación tuvo que levantarse y sin almorzar, nos retiramos.
La violencia enquistada en el Hogar es parte atribuible al personal que representan al Gobierno de la Ciudad. Nunca ven nada, nunca saben nada. Uno puede percibir que la población del Hogar es tomada como cobayos de un laboratorio de pruebas psicológicas; porque se la alienta para que proteste, se enoje, reclame y se torne violenta.
Días pasados, la Coordinación del lugar dicto la prohibición de sacar sillas del comedor, por ende toda actividad que se deba realizar fuera del comedor, se realiza en el suelo, ¿y porque sucede esto?; es porque las instalaciones del hogar no tiene bancas alternativas para sentarse.
Esta prohibición que viola la dignidad humana, se traduce en una muestra de poder absoluto para el que menos tiene, sometiéndolo a la bajeza de andar por el suelo como una alimaña.
No somos insectos; somos personas.
¿Que pasaría si en la actividad privada o gubernamental se tuviera que hacer las actividades en el suelo?
Por tener que andar por el piso, nuestras hijas son obligadas a estudiar en el suelo. Acción que nos sumerge en una impotencia, por la actitud deleznable de la Coordinación al violar los derechos del niño.
Y lo que expresamos, como que la violencia viene de parte de los representantes del Gobierno de la Ciudad, se vio traducido en el hecho que días atrás, mientras nuestras hijas estaban haciendo su tarea escolar en el suelo, paso por el lugar el empleado Fabián, quien mira a las menores, mostrando una cara de disgusto; en ese momento me percato de sus intenciones de molestarnos, y les avisamos a las pequeñas que nos iban a dejarnos sin luz; nuestras hijas no lo creyeron. Al cabo de unos minutos, la luz fue cortada. Se tuvo que protestar, pedir, humillarnos, para que se encienda la luz nuevamente. Estas actitudes violan el derecho constitucional de estudiar.
Estos son algunos hechos que denunciamos públicamente, a través del periódico Digital Lomas, se pueden ver las notas realizadas en:
http://lomasdigital.blogspot.com.ar/2014/08/noche-de-terror-en-el-costanera.html
Y en: http://somostodossolidarios.blogspot.com.ar/2014/08/despotismo-en-el-costanera-sur.html “
A la amenaza de muerte, ahora hay que agregarle que nuestros derechos constitucionales, sean violados, al igual que los de las restantes personas que habitan en este Centro de Inclusión Social.
Ayer por la noche, (22.30 hs)mientras mis hijas terminaban sus tareas escolares sobre el piso, paso el empleado Fabian, quien tras mirar de reojo lo que estaban haciendo, se traslado hasta las llaves de luces, cortando la iluminación del sector y a los gritos ordenaba que todos se fueran a dormir.
Al parecer a este empleado no le gusta que los niños estudien.
El motivo invocado para cortar la iluminación, era que al día siguiente los chicos debían ir a la escuela. Tuvimos que reclamar para que dejaran terminar a estas menores su tareas.
Lo curioso que siempre se apagaban las luces a las 23 hs., pero al parecer este era un día especial, mis hijas estaban estudiando.
Hace unos minutos, mientras se cenaba, poco antes de las 20.30, fuimos arriados como ganado y conminados a retirarnos del comedor, algunas personas salieron con la comida en la mano, para terminar comiendo en el piso.
En nuestro caso, no pudieron nuestras hijas tomar la sopa.
Otros ante esta muestra de prepotencia, se atragantaron y dejaron de comer.
El motivo dado por la empleada ANDREA, que era ella la que hacia las normas acá, y que hoy debíamos retirarnos del comedor para limpiarlo.
Esta supuesta higiene, es un arreglo de ella con los alojados que tienen el control del centro, para que vean el partido disputado por San Lorenzo y además les dio permiso para quedarse hasta las 00 horas en el comedor.
Mi hija M, fue desalojada de la mesa donde estaba terminando sus tareas escolares.
Y violaron los derechos del niño al impedirles una correcta alimentación, le cercenan la posibilidad de estudiar y mas agraviante es la actitud despótica de la empleada Andrea, que le importa mas que algunos vean un partido de fútbol y no le importa el estudio de esta niña.
¿Los derechos constitucionales, los derechos del niño, le importan a esta empleada?
Lo soez y agresiva manera de pedir el desalojo del comedor, se torna violenta en la persona supuestamente profesional que debe poseer inclinación a la función social.
Este es el clima de violencia que no soporto, nos han humillado, denigrados y ahora violan nuestros derechos constitucionales, lo triste es que esta agresión proviene de una funcionaria del Gobierno de la Ciudad.
Al decir, “acá, yo hago lo que quiero”, demuestra un autoritarismo propio de tiempos dictatoriales que creía olvidados. Al indicarle a esta operadora de que estaba violando derechos consagrados por Ley, respondió “a mi no me importa”.
Fea actitud viniendo de un funcionario del gobierno.”
Esta no es un historia de terror, es la realidad que acontece en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, de donde se postula como Presidente de la Argentina, la persona que permite que se cometan estas atrocidades a los que menos tienen.
Si Ud., piensa votarlo el próximo domingo, lea este relato y recapacite.
Alfredo Silverio Rodriguez
DNI.11.894.278
Almirante Brown Seguridad Ciudadana
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