MENSAJE DE PASCUA DEL OBISPO DE LA DIÓCESIS DE LOMAS DE ZAMORA
“Con mi Pascua, vos podés tener Vida nueva”
Yo vine para que tengan Vida y Vida en abundancia (Jn 10,10)
Con este lema el Deplai (Departamento para laicos de la diócesis de Lomas) anunciaba la proximidad de las próximas fiestas de Pascua de Resurrección.
Nos parece fundamental la importancia que tiene la Pastoral de los Derechos Humanos, especialmente con el compromiso de los laicos, pues el tema de la vida en estos momentos de zozobra que estamos atravesando como sociedad, es fundamental para llamarnos a la reflexión en comunidad.
Podríamos preguntarnos cómo cuidamos la propia vida: salud, familia, trabajo… y cómo cuidamos la vida de los otros: vecinos, desocupados, indigentes, vulnerados, solos, etc.
Esto nos lleva a reflexionar sobre la posibilidad de crecer como personas relacionales, es decir, en relación con los demás, especialmente con aquellos que no pueden ejercer sus derechos porque sistemáticamente viven sometidos por su situación cultural, social, económica, religiosa, política…
Aquí nos planteamos la propuesta del lema en profundidad: ¿cómo ayudar a otros con la posibilidad de una vida nueva ante la carencia social de la anticultura del descarte y de un individualismo acumulativo que apunta a una indiferencia inhumana, ante la inequidad que parece irremediable y cada vez más acuciante? ¿Cómo creer en los derechos humanos básicos que hacen a la dignidad de la persona humana, libertad, igualdad, verdad, el bien común, la justicia, ante el escándalo de la pobreza, la miseria y la dolorosa y vergonzante brecha social?
Sufrimos con los sufridos, como acompañamos a Jesús en la pasión, los acompañamos también a ellos con la esperanza de un futuro mejor en esta etapa de la historia; si bien la ayuda se nos exige ahora, sabemos que nuestra esperanza no se funda solo en lo inmediato, porque sabemos que se realizará con plenitud recién al final de los tiempos. Mientras tanto, desde nuestro compromiso personal y comunitario, mostremos la alegría y el consuelo de la Pascua, animando y consolando a los que más lo necesitan.
Con mi Pascua, diría el mismo Jesús, “mi Pascua, mi Reino”, no puede ser otro que de paz y de justicia, de verdad y vida, de amor y comprensión. Porque nos ha dicho: “Yo vine para que tengan Vida y Vida en abundancia” .
Parece hoy algo utópico este lenguaje de esperanza, pero los cristianos sabemos que no hay otro camino que el de la cruz y su Pascua. Lo que también sabemos es que en el camino de la cruz nos tenemos que convertir en cireneos de nuestros hermanos que nos necesitan, ellos nos abrirán la puerta de la casa del Padre.
No podemos dejar de velar por el derecho que tiene todo ser humano a vivir en apertura y comunión con el absoluto para transformar la sociedad en la que vive, creando estructuras donde la vida de las personas sea respetada y valorada en su auténtica dimensión. Como el Señor Jesús, que ante estructuras de muerte hace presente la vida plena, los discípulos hemos de estar empeñados en la promoción de la dignidad humana y de relaciones sociales fundadas en la justicia .
Si queremos la paz debemos respetar la vida. Que esta Pascua que nos trae el Resucitado-crucificado nos afiance en la creatividad, el compromiso y la responsabilidad de comprometernos con una Pastoral de los Derechos humanos para reconocer en hechos y palabras el valor de la vida humana en todas sus dimensiones.
¡Muy felices Pascuas de Resurrección para todos! +
MONS. JORGE RUBÉN LUGONES S.J.
Obispo de la Diócesis de Lomas de Zamora
Abril 2017
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