En el día de la lucha contra las adicciones, súplicas de la diócesis
En la misa por el “Día mundial de la lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas”, el obispo diocesano, monseñor Jorge Lugones sj, advirtió que “el creciente consumo de droga nos está hablando de la demanda del amor que tantos adolescentes y jóvenes reclaman, a su familia, a su círculo de amigos, a su comunidad”, y sostuvo que “es doloroso el sentimiento de abandono y desprotección que palpamos cotidianamente en nuestros barrios”.
En la catedral Nuestra Señora de la Paz, monseñor Lugones dijo esta noche que “la fuerza de la droga consiste en un negocio que apaña a los poderosos de este mundo, produce deterioro de las personas y la sociedad, quitando libertad tanto del que vende porque se hace esclavo de las mafias, como el que consume, que se hace esclavo del narcótico”.
Concelebraron la Eucaristía los presbíteros Osvaldo Mouriño, delegado de la Pastoral de Adicciones de la diócesis, que convocó a la misa; Hernán Cruz Martin, párroco de Sagrado Corazón y promotor del Hogar de Cristo “Don Orione”; José Luis Gergolet y Alejandro Silva.
Participaron de la misa, entre otros, el director provincial de Culto, Walter Jiménez, y jóvenes de la comunidad terapéutica “El Palomar” y del "Hogar de Cristo" ubicado en Claypole.
Como en su presentación en la “Semana Social” que se desarrolló en Mar del Plata, volvió a insistir en la necesidad de un “pacto cultural”: “En el país se han propuesto históricamente muchos pactos, creemos que no podemos salvarnos individualmente, que todos debemos aportar, que ha llegado la hora de apelar a un “pacto cultural” que significa que hemos aprendido a reconocer al otro como otro: con su propia cultura, con su propio modo de ver la vida, de salir adelante, de opinar, de soñar. Este pacto cultural supone el compromiso responsable de todos en crear caminos de encuentro por encima de diferencias ideológicas, sociales, políticas”.
“La indiferencia nos vuelve cómplices, porque nos falta más compromiso social, también en la Iglesia, queremos una Iglesia samaritana y en salida, como proponemos en las prioridades diocesanas”, expresó el obispo. “Vuelvo a insistir como hace cinco años para esta misma fecha: que tenemos que trabajar en redes todas las instituciones del medio. Invitamos a los que aún no se sienten convocados y conocen de cerca este daño, que se involucren para ayudarnos, ya que la unión hace la fuerza”.
Y en su homilía el obispo se refirió también a uno de los temas que más preocupan a la sociedad: “Vivimos con el miedo de la inseguridad, porque no podemos solucionar este problema con más represión. Falta ingenio y agudeza, mas empeño y creatividad, apoyatura técnica para plasmar medidas de seguridad de fondo, un trabajo de prevención comunitaria en nuestros barrios más que multiplicar sirenas”.
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