El Movimiento de Jornadas concluyó su Año Jubilar
Martes 14 Nov 2017 | 11:32 am
Temperley (Buenos Aires) (AICA): Con una convivencia nacional en el colegio Manuel Belgrano, de Témperley, representantes de doce diócesis del país del Movimiento de Jornadas de Vida Cristiana (MJVC) cerraron el sábado 11 de noviembre su Año Jubilar por el 50° aniversario de su fundación. La misa fue presidida por el obispo auxiliar de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Torres Carbonell.
Cerca de 600 representantes del Movimiento Jornadas de Vida Cristiana, provenientes de doce diócesis, participaron el sábado 11 de noviembre de una convivencia que clausuró el Año Jubilar por el 50º aniversario de la fundación del movimiento.
El encuentro tuvo lugar en el colegio Manuel Belgrano, de Témperley, desde donde los participantes caminaron en procesión hasta la catedral Nuestra Señora de la Paz, donde el obispo auxiliar de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Torres Carbonell presidió la misa.
En su homilía, el obispo aseguró que “el encuentro con Cristo no se improvisa, lo buscamos a Él porque lo necesitamos, y porque queremos vivir en comunión con Él”, lo cual lleva a “estar en salida”, como propone el Papa.
“Que mi corazón busque el encuentro, ese encuentro que no se improvisa. Tengo que brindarme desde el don que Dios me dio el día que fui bautizado, y de pronto en los caminos de la vida me fui encontrando con personas, lugares o con movimientos, así como el de ustedes, en el cual recibí, compartí, y desde ahí Dios me inspiró en la vida de la Iglesia para que salga al encuentro de los otros”, dijo.
“Cuando uno anima o sostiene la vida de otro, es porque algo me anima en el corazón, entonces acompaño, sostengo. El encuentro con Cristo lo necesitamos, y esto nos anima y fortalece”, agregó.
“¿Cargamos en el corazón toda la ayuda de la gracia para que la ofrenda sea cada día más plena?”, se preguntó monseñor Torres Carbonell. “Podemos quedarnos dormidos, limitar nuestra mirada, pero llega un momento en el que le decimos a Dios: `mi lámpara es mi vida, llena de aceite, es la que quiere brindarse'. Entonces hay que buscar tener la amplitud de la mirada que el amor de Dios siempre nos quiere dar, porque al estar cerca de Dios miramos mejor, miramos más sinceramente”, concluyó.+
Martes 14 Nov 2017 | 11:32 am
Temperley (Buenos Aires) (AICA): Con una convivencia nacional en el colegio Manuel Belgrano, de Témperley, representantes de doce diócesis del país del Movimiento de Jornadas de Vida Cristiana (MJVC) cerraron el sábado 11 de noviembre su Año Jubilar por el 50° aniversario de su fundación. La misa fue presidida por el obispo auxiliar de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Torres Carbonell.
Cerca de 600 representantes del Movimiento Jornadas de Vida Cristiana, provenientes de doce diócesis, participaron el sábado 11 de noviembre de una convivencia que clausuró el Año Jubilar por el 50º aniversario de la fundación del movimiento.
El encuentro tuvo lugar en el colegio Manuel Belgrano, de Témperley, desde donde los participantes caminaron en procesión hasta la catedral Nuestra Señora de la Paz, donde el obispo auxiliar de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Torres Carbonell presidió la misa.
En su homilía, el obispo aseguró que “el encuentro con Cristo no se improvisa, lo buscamos a Él porque lo necesitamos, y porque queremos vivir en comunión con Él”, lo cual lleva a “estar en salida”, como propone el Papa.
“Que mi corazón busque el encuentro, ese encuentro que no se improvisa. Tengo que brindarme desde el don que Dios me dio el día que fui bautizado, y de pronto en los caminos de la vida me fui encontrando con personas, lugares o con movimientos, así como el de ustedes, en el cual recibí, compartí, y desde ahí Dios me inspiró en la vida de la Iglesia para que salga al encuentro de los otros”, dijo.
“Cuando uno anima o sostiene la vida de otro, es porque algo me anima en el corazón, entonces acompaño, sostengo. El encuentro con Cristo lo necesitamos, y esto nos anima y fortalece”, agregó.
“¿Cargamos en el corazón toda la ayuda de la gracia para que la ofrenda sea cada día más plena?”, se preguntó monseñor Torres Carbonell. “Podemos quedarnos dormidos, limitar nuestra mirada, pero llega un momento en el que le decimos a Dios: `mi lámpara es mi vida, llena de aceite, es la que quiere brindarse'. Entonces hay que buscar tener la amplitud de la mirada que el amor de Dios siempre nos quiere dar, porque al estar cerca de Dios miramos mejor, miramos más sinceramente”, concluyó.+
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