Fue el comienzo de la barbarie, de la estafa, y el apogeo de los inescrupulosos que se enriquecieron a costa de la sangre derramada.
Se inicio la presentación oficial de la tortura y la desaparición forzada de los que por alguna u otra razón, eran pasibles de ser hallados culpables.
No importaba un motivo en particular; cualquier motivo era valido para que la mira del fusil hiciera blanco en tu persona.
La venganza, la delación, la traición eran las herramientas de los miserables.
De la noche a la mañana, te convertías en un torturado, en un desaparecido.
Tu familia, recorría desesperada, e inútilmente, los despachos de cuanta persona conocían, para encontrarte.
Pero no había nada que hacer, los malvados, te esfumaron de la faz de la tierra.
Tus bienes desaparecían, confiscados ilegalmente por la turba que arrasaba todo vestigio de tu existencia.
Todos caíamos en la sospecha, de haber hecho "algo" en contra del Estado represor.
Tu existencia, no valía 5 centavos.
Los pudientes y los de suerte, afrontaban el exilio.
La horribles historias de las torturas y de los asesinados, tomaban estado público, a través del relato ciudadano, que en un murmullo apenas audible, daba cuenta del último muerto, del último desaparecido.
Se acuñaron nuevas terroríficas palabras: Tabiqueado, lancheo, fuerzas operativas, fuerzas conjuntas, y los lugares ilegales de detención ya no se escondían.
Era la omnipotencia del represor en pleno esplendor.
Los asesinatos en masa, se publicaban en los medios, como triunfos de las fuerzas del "orden" contra los "enemigos".
Y los "enemigos" combatieron ferozmente, con las manos atadas con alambres a su espalda, hasta que fueron ultimados.
Nadie estaba exento de ser ajusticiable.
Y fue el momento mas prospero, de una comunidad empresaria, que saludo alborozada esta forma de gobierno.
Fue cuando empresas incipientes lograron sin mucho riesgo, acumular su mayor patrimonio, por la mano dadivosa de una Dictadura cruel e irónica.
Porque en la cúspide del aquelarre de sangre y fuego, imprimieron el calco distribuido en el mundo, con la hipócrita frase: "Los Argentinos, somos derechos y humanos".
Muchos hablan de los años de plomo, sin haberlos vividos.
Leyeron los informes, y se enteraron de lo que ocurrió; pero esos escritos, no transmiten el sentimiento y la sensación que se te impregna en la piel cuando caminas en la ciudad, y estas temeroso de la sombra de un árbol.
Era el miedo, que te salia por los poros.
No confiabas en nadie, y hasta tu jefe, podía ser un eventual delator, aunque no tenga motivos; solo para joderte la vida.
Nadie hablaba, todos vivíamos en silencio; una palabra fuera de lugar, te condenaba morir de la peor manera.
Escuche de terceras personas relatos espantosos que erizaban la piel. ¿ viste, lo desaparecieron a Juan?, y a Pedro, se lo llevaron anoche. ¿Te enteraste, en la esquina de la Tercera, asesinaron a varios?, estaban atados con alambre.
Ahí, ellos mataron a un Inspector.
Parece, que dejo escapar a uno.
Y lo fusilaron, con un tiro en la boca.
Parece que es de la Brigada de Lanús; seguro que ahora lo hacen mártir. ¿Te dijeron, lo que paso a la vuelta de tu casa?.
Parece, que un "buche" mando en "cana", a una parejita, y los desaparecieron.
Ahora, el tipo vive en la casa, como si fuera de él.
Che , al Tony, lo "chuparon" ayer a la tarde, en el taller; se salvo, porque un ofiche, amigo puso la jeta en La Tablada, y lo tiraron en Camino de Cintura.
Justo cuando se iba a casar.
Igual los hijos de puta, que le quemaron los huevos con la picana.
De suerte esta vivo.
Así, se fue construyendo el "no te metas", "algo habrán hecho".
Y una sarta de endemoniados, "periodistas, artistas, cantantes y figuras del espectáculo" participaban con sus comentarios en la rueda del circo.
Ahora, con un nuevo aniversario de la barbarie, me duele, que muchos de los que participaban activamente en ese festival de muerte, se rasguen las vestiduras en nombre de los Derechos Humanos, en nombre de la Democracia.
Yo viví esa época.
Y no necesito fotos o libros, para saber quienes eran, los que con un discurso cambiante, se pegaron al poder de turno, amasando enormes fortunas.
Claro, todo en nombre de tus derechos vulnerados y la Democracia.
No soy de insultar, pero soy un viejo que muere lentamente con un bagaje de la historia; y creo haberme ganado ese derecho.
Así que, manga de hijos de puta, yo se bien quienes son, y que es lo que hicieron.
Y por los que nunca, van a estar, por los que nunca, van a volver, les pido SILENCIO.
Alfredo Silverio Rodriguez
DNI.11 894 278
Almirante Brown Seguridad Ciudadana
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