Celebró la diócesis de Lomas de Zamora la fiesta de Corpus Christi
La diócesis de Lomas de Zamora celebró hoy la solemnidad de Corpus Christi, con una misa en el Estadio Polideportivo del Parque Municipal que presidió el obispo, monseñor Jorge Lugones SJ, y la tradicional procesión con el Santísimo Sacramento que culminó en la catedral Nuestra Señora de la Paz.
Al centrarse en el concepto de “sinodalidad”, es decir, “caminar juntos”, expresión que viene remarcando desde hace un tiempo, el obispo convocó a “un estilo de ser Iglesia corresponsable y participativa, en comunión”, y a todos sus miembros “conciudadanos en la calle del dolor y en la posada del alivio, en la cercanía fraterna y en la lucha interior por generar espacios de comunión”.
En su homilía, además, advirtió que “no habrá camino de comunión para muchos, si no nos dejamos tocar el corazón, si no nos desinstalamos, si no nos dejamos interpelar por la realidad y discernir en consecuencia para obrar como cuerpo”.
Representantes de las 61 parroquias de la diócesis y sus capillas, e integrantes de las pastorales, movimientos, congregaciones y colegios, entre otras comunidades provenientes de San Vicente, Presidente Perón, Almirante Brown, Ezeiza, Esteban Echeverría y Lomas, todas jurisdicciones que conforman la Iglesia diocesana, participaron de la misa y la manifestación pública de fe -durante 27 cuadras- en el Señor presente en la Eucaristía.
Concelebraron la misa los obispos auxiliares, monseñor Jorge Torres Carbonell y monseñor Jorge García Cuerva, el vicario general, presbítero Hugo Barrios, y los sacerdotes presentes.
Después de la Pascua, la celebración de la solemnidad del Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad del Señor es una de las más importantes y tradicionales de la historia de la Iglesia, y es sin dudas la fiesta diocesana más convocante del año.
La diócesis de Lomas de Zamora celebró hoy la solemnidad de Corpus Christi, con una misa en el Estadio Polideportivo del Parque Municipal que presidió el obispo, monseñor Jorge Lugones SJ, y la tradicional procesión con el Santísimo Sacramento que culminó en la catedral Nuestra Señora de la Paz.
Al centrarse en el concepto de “sinodalidad”, es decir, “caminar juntos”, expresión que viene remarcando desde hace un tiempo, el obispo convocó a “un estilo de ser Iglesia corresponsable y participativa, en comunión”, y a todos sus miembros “conciudadanos en la calle del dolor y en la posada del alivio, en la cercanía fraterna y en la lucha interior por generar espacios de comunión”.
En su homilía, además, advirtió que “no habrá camino de comunión para muchos, si no nos dejamos tocar el corazón, si no nos desinstalamos, si no nos dejamos interpelar por la realidad y discernir en consecuencia para obrar como cuerpo”.
Representantes de las 61 parroquias de la diócesis y sus capillas, e integrantes de las pastorales, movimientos, congregaciones y colegios, entre otras comunidades provenientes de San Vicente, Presidente Perón, Almirante Brown, Ezeiza, Esteban Echeverría y Lomas, todas jurisdicciones que conforman la Iglesia diocesana, participaron de la misa y la manifestación pública de fe -durante 27 cuadras- en el Señor presente en la Eucaristía.
Concelebraron la misa los obispos auxiliares, monseñor Jorge Torres Carbonell y monseñor Jorge García Cuerva, el vicario general, presbítero Hugo Barrios, y los sacerdotes presentes.
Después de la Pascua, la celebración de la solemnidad del Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad del Señor es una de las más importantes y tradicionales de la historia de la Iglesia, y es sin dudas la fiesta diocesana más convocante del año.
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