Mons. García Cuerva se despidió de Lomas de Zamora
Viernes 8 Mar 2019 | 10:17 am
Lomas de Zamora (Buenos Aires) (AICA): Monseñor Jorge García Cuerva se despidió el jueves 7 de marzo de la diócesis de Lomas de Zamora, donde se desempeñaba como obispo auxiliar, para partir hacia su nueva misión como obispo de Río Gallegos. “Mi avío del alma se va cargado de rostros, de sueños, de vida compartida, de amigos, de ganas, de compromiso, de amor a la Iglesia, y de esperanza de que, entre todos, el Reino de Dios es posible entre nosotros”, expresó en la misa de despedida.
Luego de su paso como obispo auxiliar de la diócesis de Lomas de Zamora, monseñor Jorge García Cuerva se despidió de la comunidad el jueves 7 de marzo para iniciar su ministerio al frente de la diócesis de Río Gallegos.
La misa de despedida fue presidida por el obispo de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Lugones SJ, en la catedral Nuestra Señora de la Paz. En su homilía, aclaró: “No es una despedida; le agradecemos a Jorge con lo mejor que tenemos que es la Eucaristía”.
Concelebraron la misa el obispo auxiliar, monseñor Jorge Torres Carbonell y un gran número de sacerdotes.
Al final de la celebración, monseñor García Cuerva confesó que “son días de mudanza, de ir armando cajas con libros, de ir ordenando ropa, de aprovechar para hacer limpieza en los cajones, de ir haciendo las valijas. Pero empiezo a darme cuenta que hay un equipaje más importante…. su peso no se mide en kilos, sino en amor y agradecimiento”.
“Fui muy feliz caminando con ustedes los distintos barrios y comunidades, tratando de llegar a los más alejados, aprendiendo a ser un pastor con olor a oveja como nos pide Francisco. Eché raíces rápidamente en estas tierras del conurbano bonaerense, y por eso mi corazón se apasionó con sus diversas realidades que me interpelan y animan a un compromiso cada vez mayor”, reconoció.
Monseñor García Cuerva agradeció a los obispos de Lomas de Zamora: “Los dos Jorges”, pastores del Pueblo de Dios en la diócesis; “gracias por su cariño, gracias por su paciencia para conmigo, gracias por su enorme confianza para trabajar pastoralmente; aprendí muchísimo de ustedes”.
En sus palabras de despedida, no olvidó destacar el testimonio de laicos, religiosas, seminaristas, “que la pelean día tras día” anunciando el Evangelio “sin miedo, sin asco y sin demora”; a los sacerdotes (especialmente los de la Vicaría Almirante Brown que le tocó acompañar), a quienes agradeció “su amistad, su ministerio entregado y su amor a Jesús”; los agentes de pastoral carcelaria, “testigos de la Vida en medio del dolor de la violencia”.
Mencionó también “la entrega incansable” de los hermanos de los Centros Barriales de la Familia Grande del Hogar de Cristo “que reciben la vida como viene”; los equipos pastorales, de Pastoral de la Salud y Pastoral de Exequias; el equipo de Pastoral Social Diocesano, que se involucra con las situaciones concretas que viven los que sufren; los Nocheros de la Virgen de Luján, “artesanos del encuentro” en la oscuridad de las calles y de la vida”.
El obispo recordó también a “tantas mujeres, madres, consagradas, religiosas”, recordando las palabras del papa Francisco: “La esperanza en Latinoamérica tiene un rostro femenino”; y a los jóvenes, a quienes reiteró el llamado a “soñar grande”, porque “Jesucristo, eternamente joven” está presente en ellos.
Finalmente, “un lugar especial en el avío del alma, para los más pobres, los más alejados, los descartables y desechables de la sociedad”, para aquellos “con los que compartimos el dolor de la enfermedad y la muerte de un ser querido, para los que me invitaron a sus casitas a tomar mate o comer algo, para los que lloraban y me preguntaban ¿Por qué Dios? En medio del agua de las inundaciones; para los chicos presos en el Creu y en las diversas cárceles y comisarías de la diócesis. Para tanta gente con la que me crucé en el tren, en la calle, en las estaciones. Para las chicas trans y las mujeres que se prostituyen y que en medio de la marginalidad y la discriminación, me enseñaron lo que es la fe en Dios y en la Virgen”.
“Gracias a todos ustedes porque mi avío del alma se va cargado de rostros, de sueños, de vida compartida, de amigos, de ganas, de compromiso, de amor a la Iglesia, y de esperanza de que, entre todos, el Reino de Dios es posible entre nosotros”, manifestó.
El sábado 23 de marzo, monseñor García Cuerva comenzará el ministerio episcopal en su nueva diócesis, que abarca las provincias de Santa Cruz, Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur.+
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