Presentó el obispo en la Unesco el proyecto “Cuidadores de la Casa Común”
Al presentar en la sede de la Unesco en Paris el movimiento “Cuidadores de la Casa Común”, el obispo de la diócesis de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Lugones SJ, señaló que “los sujetos protagonistas de esta experiencia son jóvenes cuyos derechos básicos son vulnerados y sufren los padecimientos propios de la cultura del descarte. No tienen posibilidades de estudio y ni de trabajo, algunos están judicializados, a quienes más golpean las políticas neoliberales que devastan la región”. Y sostuvo que la iniciativa “es una forma creativa de gestar trabajo digno en la transición ecológica y solidaria”.
La presentación de monseñor Lugones se dio esta mañana en el marco del coloquio internacional “¿Cuál es el futuro del trabajo en la transición ecológica?”, en un panel que compartió con monseñor Bruno Marie Buffé, secretario del Dicasterio para el Servico del Desarrollo Humano Integral, y Anna Biondi, referente de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).
“Venimos del fin del mundo, como el papa Francisco”, comenzó monseñor Lugones su alocución, recordando las primeras palabras del Sumo Pontifice cuando fue elegido.
Como presidente de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, recordó el camino desarrollado por esta pastoral desde hace varios años, el impulso que ha tomado con Laudato Si, advirtió sobre el extractivismo -tema de preocupación ya manifestado en otras oportunidades- y contó el sentido que dio origen a los “Cuidadores de la Casa Común” (C.C.C.).
Postales de la presentación en la Unesco
"En la pastoral argentina, recibimos a los sindicatos, los trabajadores, a las organizaciones sociales”, ya que “el Papa aboga por el diálogo, por la amistad y la paz social”, destacó el obispo. “Ante la desesperación del desempleo en Argentina y el cierre de fábricas, propusimos a los laicos construir lugares de reunión, mesas de trabajo”, agregó.
Al publicarse la encíclica, y empezar a difundirla, “surgió la idea de transmitírsela especialmente a los jóvenes”, y así surgió el movimiento C.C.C. que coordina, porque “queríamos responder al llamado del Papa de reunir a toda la familia humana en la casa común para el desarrollo humano integral”.
Y describió el proyecto en el que hoy participan 3.000 jóvenes de todo el país, y cuyo objetivo es generar trabajo digno para estos que están en situación de precariedad, “jóvenes que sufren la cultura del descarte, a quienes golpea duramente la política neoliberal que asola la región y a los que, en el mejor de los casos, les ofrece trabajos indignos y degradantes”.
“Los cuidadores tratamos de responder al desafío y no bajamos los brazos, siguiendo al Papa que nos invita a dar un alma a la economía”, sostuvo. Y además porque “necesitamos un nuevo paradigma, para gestionar una nueva civilización”.
El papa Francisco, por su parte, envió un mensaje a los más de 400 participantes del simposio donde advierte que “hay que decir no a una economía depredadora que convierte al trabajador en esclavo” y subraya que “una situación social indigna llama a una revolución cultural valiente” y que “ante las amenazas que pesan sobre el medioambiente, es necesario promover un nuevo estilo de vida”, informó el portal Religión Digital.
El coloquio internacional, que se realizó en la sede de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), fue organizado y coordinado por el Centro de Investigación y Acción Social (CERAS) de la Compañía de Jesús en Francia, la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que celebra su centenario, el Dicasterio para el Servico del Desarrollo Humano Integral y otras 30 instituciones asociadas.
El manifiesto final del simposio, que se conoció al cierre del encuentro, sostuvo que “el trabajo no puede seguir siendo una mercancía y debe ser protegido en nombre de la dignidad humana”.-
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