La diócesis de Lomas de Zamora celebró Corpus Christi para “recrear la sinodalidad”
La diócesis de Lomas de Zamora celebró esta tarde la solemnidad de Corpus Christi, con una misa en el Estadio Polideportivo del Parque Municipal que presidió el obispo titular, monseñor Jorge Lugones SJ, y la tradicional procesión con el Santísimo Sacramento que culminó en la catedral Nuestra Señora de la Paz.
En la fiesta litúrgica más convocante de la Iglesia diocesana -para celebrar y adorar el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad del Señor- participaron laicos y fieles de las 61 parroquias de la diócesis provenientes de San Vicente, Presidente Perón, Almirante Brown, Ezeiza, Esteban Echeverría y Lomas, y de sus capillas, referentes de las pastorales y miembros de los movimientos, congregaciones y colegios, entre otras comunidades.
En su homilía, el obispo invitó a “mirar la Eucaristía y contemplar que allí late también el Corazón de Cristo, un corazón cargado de esperanza, paciente y de gran misericordia; que Él nos enseñe a perdonarnos, a disimular las ofensas, a enseñarnos la paciencia y la tolerancia familiar y social”.
“Contemplar el Corazón de Jesús en el Santísimo Sacramento nos invita a dejar el individualismo de lado, para apostar al bien común, nos centra nuevamente en el Amor” que “nos anima y nos inspira desde el soplo interior del Espíritu Santo, el deseo de ser `Artesanos del encuentro´ y `Constructores de la paz´”, señaló monseñor Lugones, quien además dedicó unos párrafos para los jóvenes y los sacerdotes, en línea con la intención de junio del papa Francisco.
Recordó también que “no hacemos solos este viaje de la vida, ¡caminamos en comunidad!, ¡recreamos la Sinodalidad!”, y completó: “Al voltear nuestros rostros en nuestras celebraciones nos descubrimos hermanos, cada uno con una historia distinta de sufrimiento y entrega, de cruz y de esperanza. Descubrimos que nuestra vida está ligada a cada mujer y cada hombre, no por un sentimentalismo pasajero, sino por un amoroso designio de Dios” .
Concelebraron la misa el obispo auxiliar, monseñor Jorge Torres Carbonell, el vicario general, presbítero Hugo Barrios, y los sacerdotes presentes.
La procesión con el Santisimo Sacramento, que tuvo una extensión de cerca de 30 cuadras, estuvo a cargo de la Pastoral de Juventud: en un tramo del recorrido hasta la catedral de Lomas, los jóvenes llevaron a cabo un signo “como símbolo del corazón de Jesús, de los mártires riojanos y del sentido del martirio”.
Después de la Pascua, la celebración de Corpus Christi es una de las más importantes y tradicionales de la historia de la Iglesia, y es, sin dudas, la fiesta diocesana más convocante del año.
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