“Así me siento y como todos ustedes, no queremos que se mancille a nuestra Madre”, el dolor del obispo en la misa de desagravio por la profanación y robo en la catedral
“Así me siento y como todos ustedes, no queremos que se mancille a nuestra Madre”, el dolor del obispo en la misa de desagravio por la profanación y robo en la catedral
En la catedral Nuestra Señora de la Paz, el obispo de la diócesis de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Lugones SJ, presidió esta noche una misa de desagravio por la profanación de la Eucaristía y el robo de las coronas de la Virgen y el Niño Jesús que dejó un “pueblo de Dios herido en sus sentimientos”, y en su caso, según manifestó, “el dolor de hijo de María, así me siento y como todos ustedes no queremos que se mancille a nuestra Madre”.
El obispo de San Isidro y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, monseñor Oscar Ojea, concelebró la Eucaristía junto al obispo de Morón, monseñor Jorge Vázquez; el auxiliar de Lomas, monseñor Ignacio Medina; el párroco Hugo Barrios y demás sacerdotes presentes.
Ante el lamentable hecho del martes, porque “el amor es más fuerte que el odio, que la violencia engendra violencia, que el que a hierro mata…”, monseñor Lugones eligió como eje de su homilía (ver texto completo en adjunto) la frase evangélica: “Padre perdónalos porque no saben lo que hacen” (Lc. 23,34).
“No saben lo que han hecho porque el amor de Dios y la fe de su pueblo no pueden ser borrados, podrán insultar, agredir, violentar y hasta profanar lo más sagrado, pero sepan que no podemos renunciar al bien, a la verdad, al amor, porque dejaríamos de ser cristianos”, expresó.
“No saben lo que han hecho porque esta santa casa, es la casa de todos, aquí partimos el pan de la Eucaristía, el pan de la Palabra y el pan con los más pobres. Pero queremos advertir, a quien tenga alguna intención torcida o solapada, alguna aversión aporofóbica -miedo o desprecio a los pobres-, que si éste es un meta mensaje por el compromiso social de esta comunidad, que acá vamos a seguir atendiendo a los pobres, a los ambulantes en situación de calle, a los que sigan necesitando de la bendición, de la reconciliación, de la contención o del consuelo; no nos van a intimidar”, sostuvo el obispo.
Al confesar “el dolor de hijo de María, así me siento y como todos ustedes no queremos que se mancille a nuestra Madre”, monseñor Lugones dijo: “Esta sagrada imagen venerada desde la sangrienta historia de la patria, es la que ha recibido tantas lágrimas y súplicas por la ausencia de paz en Argentina. Su advocación es de la Paz: María Madre y Reina de la Paz, por eso el pueblo de Dios sigue pidiendo su intercesión por la paz de las familias, por la paz social en nuestra patria, por los lugares de conflicto bélico en el mundo… Fue coronada al cumplirse los 150 años de la piedra fundamental de esta catedral y el motivo, -como siempre lo dijimos- no es porque ella necesite una corona y menos su Hijo, sino para que al contemplarlas recordemos que reinan en nuestro corazón”.
El lamentable hecho -el ataque al Sagrario donde se guarda el Santísimo Sacramento, el robo de las coronas de la Virgen de la Paz y el Niño Jesús, un copón y un ostensorio, y los daños a la cruz del cinerario parroquial y el Señor de los Milagros de Salta- sucedió en la madrugada del martes.
La catedral Nuestra Señora de la Paz es la Iglesia Madre de la diócesis de Lomas de Zamora y el principal templo del partido homónimo; su valor religioso, cultural y social se acrecienta desde la misma época de la constitución de nuestra Patria.-
Comentarios
Publicar un comentario