El Seminario de Lomas de Zamora celebró su fiesta patronal
Martes 15 Sep 2015 | 10:41 am
Adrogue (Buenos Aires) (AICA): El obispo de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Lugones SJ, presidió este lunes 14 de septiembre la fiesta patronal del Seminario “De la Santa Cruz”, en la ciudad bonaerense de Adrogué, donde se forman los futuros sacerdotes diocesanos. En ese marco, reconocieron y saludaron a los sacerdotes que este año celebran sus 50 años de ordenación: el presbítero Horacio Fasce, vicario parroquial de San Antonio de Padua (Alejandro Korn), a cargo de la capilla Santa Clara de Asís (Domselaar), y el padre Mario Pagliuca, sacerdote orionita, que muchos años estuvo al frente de la parroquia Nuestra Señora de Lourdes (Cláypole).
El obispo de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Lugones SJ, presidió este lunes 14 de septiembre la fiesta patronal del Seminario “De la Santa Cruz”, en la ciudad bonaerense de Adrogué, donde se forman los futuros sacerdotes diocesanos.
La Eucaristía fue concelebrada por el obispo auxiliar de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Vázquez; el presbítero Daniel Bossio, rector del Seminario y varios sacerdotes presentes.
Participaron también de la celebración, además de los seminaristas, los miembros de la Obra de las Vocaciones Sacerdotales, servidoras de la Pastoral de la Salud y la Vida, Misioneras de Schoenstatt y religiosas.
En ese marco, reconocieron y saludaron a los sacerdotes que este año celebran sus 50 años de ordenación: el presbítero Horacio Fasce, vicario parroquial de San Antonio de Padua (Alejandro Korn), a cargo de la capilla Santa Clara de Asís (Domselaar), y el padre Mario Pagliuca, sacerdote orionita, que muchos años estuvo al frente de la parroquia Nuestra Señora de Lourdes (Cláypole).
En la homilía, monseñor Lugones agradeció al Señor por “este ministerio gratuito que nos regala, y por los que rezan por las vocaciones, en esta tarea que a veces no se ve, la de ofrecer y trabajar con adolescentes y con jóvenes, y de inculcar, animar, anunciar y de proponer el sacerdocio en la vida”.
“En esta fiesta de la Exaltación de la Cruz el mensaje es que la cruz es el signo de la salvación, donde para muchos es un Jesús que está muerto, con los ojos cerrados que ya no puede ver; ni misericordiar como lo hacía, contemplar con ternura; con unos brazos clavados, ya no puede abrazar; unos pies que no pueden andar los caminos de la vida del hombre; y un corazón paralizado, y sin embargo, el corazón está abierto, y de aquí nace la contemplación de Jesús resucitado, de la vida”, destacó.
“De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en él tengan vida eterna”, agregó.
El prelado sostuvo que “aquí está la promesa: el Señor crucificado abre nuevamente los brazos a través de los sacerdotes, a través de la misericordia, en este año que vamos a comenzar, pero sabemos que el sacerdocio es un amor crucificado, que nuestra carne está crucificada con Cristo, no nos pertenecemos, sino al Señor, somos familia de Dios al servicio del pueblo, y dentro de éste, a los más pobres, a los heridos, a los sufrientes”.+
Martes 15 Sep 2015 | 10:41 am
Adrogue (Buenos Aires) (AICA): El obispo de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Lugones SJ, presidió este lunes 14 de septiembre la fiesta patronal del Seminario “De la Santa Cruz”, en la ciudad bonaerense de Adrogué, donde se forman los futuros sacerdotes diocesanos. En ese marco, reconocieron y saludaron a los sacerdotes que este año celebran sus 50 años de ordenación: el presbítero Horacio Fasce, vicario parroquial de San Antonio de Padua (Alejandro Korn), a cargo de la capilla Santa Clara de Asís (Domselaar), y el padre Mario Pagliuca, sacerdote orionita, que muchos años estuvo al frente de la parroquia Nuestra Señora de Lourdes (Cláypole).
El obispo de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Lugones SJ, presidió este lunes 14 de septiembre la fiesta patronal del Seminario “De la Santa Cruz”, en la ciudad bonaerense de Adrogué, donde se forman los futuros sacerdotes diocesanos.
La Eucaristía fue concelebrada por el obispo auxiliar de Lomas de Zamora, monseñor Jorge Vázquez; el presbítero Daniel Bossio, rector del Seminario y varios sacerdotes presentes.
Participaron también de la celebración, además de los seminaristas, los miembros de la Obra de las Vocaciones Sacerdotales, servidoras de la Pastoral de la Salud y la Vida, Misioneras de Schoenstatt y religiosas.
En ese marco, reconocieron y saludaron a los sacerdotes que este año celebran sus 50 años de ordenación: el presbítero Horacio Fasce, vicario parroquial de San Antonio de Padua (Alejandro Korn), a cargo de la capilla Santa Clara de Asís (Domselaar), y el padre Mario Pagliuca, sacerdote orionita, que muchos años estuvo al frente de la parroquia Nuestra Señora de Lourdes (Cláypole).
En la homilía, monseñor Lugones agradeció al Señor por “este ministerio gratuito que nos regala, y por los que rezan por las vocaciones, en esta tarea que a veces no se ve, la de ofrecer y trabajar con adolescentes y con jóvenes, y de inculcar, animar, anunciar y de proponer el sacerdocio en la vida”.
“En esta fiesta de la Exaltación de la Cruz el mensaje es que la cruz es el signo de la salvación, donde para muchos es un Jesús que está muerto, con los ojos cerrados que ya no puede ver; ni misericordiar como lo hacía, contemplar con ternura; con unos brazos clavados, ya no puede abrazar; unos pies que no pueden andar los caminos de la vida del hombre; y un corazón paralizado, y sin embargo, el corazón está abierto, y de aquí nace la contemplación de Jesús resucitado, de la vida”, destacó.
“De la misma manera que Moisés levantó en alto la serpiente en el desierto, también es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado en alto, para que todos los que creen en él tengan vida eterna”, agregó.
El prelado sostuvo que “aquí está la promesa: el Señor crucificado abre nuevamente los brazos a través de los sacerdotes, a través de la misericordia, en este año que vamos a comenzar, pero sabemos que el sacerdocio es un amor crucificado, que nuestra carne está crucificada con Cristo, no nos pertenecemos, sino al Señor, somos familia de Dios al servicio del pueblo, y dentro de éste, a los más pobres, a los heridos, a los sufrientes”.+
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